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En mí se encuentra toda gracia de doctrina y de verdad, toda esperanza de vida y de virtud10. ¡Con cuánta sabiduría la Iglesia ha puesto esas palabras en boca de nuestra Madre, para que los cristianos no las olvidemos! Ella es la seguridad, el Amor que nunca abandona, el refugio constantemente abierto, la mano que acaricia y consuela siempre.

Un antiguo Padre de la Iglesia escribe que hemos de procurar conservar en nuestra mente y en nuestra memoria un ordenado resumen de la vida de la Madre de Dios11. Habréis ojeado en tantas ocasiones esos prontuarios, de medicina, de matemáticas o de otras materias. Allí se enumeran, para cuando se requieren con urgencia, los remedios inmediatos, las medidas que se deben adoptar con el fin de no descaminarse en esas ciencias.

Notas
10

Ecclo XXIV, 25.

11

Cfr. S. Juan Damasceno, Homiliae in dormitionem B. V. Mariae, 2, 19 (PG 96, 751).

Referencias a la Sagrada Escritura
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