Comunión de los Santos

Comunión de los Santos. —¿Cómo te lo diría? —¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo? Pues así viene a ser la Comunión de los Santos para el alma.

Vivid una particular Comunión de los Santos: y cada uno sentirá, a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegría y la fuerza de no estar solo.

Hijo: ¡qué bien viviste la Comunión de los Santos, cuando me escribías: «ayer ‘sentí’ que pedía usted por mí»!

Otro que sabe de esa «comunicación» de bienes sobrenaturales, me dice: «la carta me ha hecho mucho bien: ¡se conoce que viene impregnada de las oraciones de todos!... y yo necesito mucho que recen por mí.»

Si sientes la Comunión de los Santos —si la vives—, serás gustosamente hombre penitente. —Y entenderás que la penitencia es «gaudium, etsi laboriosum» —alegría, aunque trabajosa: y te sentirás «aliado» de todas las almas penitentes que han sido, son y serán.

Tendrás más facilidad para cumplir tu deber al pensar en la ayuda que te prestan tus hermanos y en la que dejas de prestarles, si no eres fiel.

«Ideo omnia sustineo propter electos» —todo lo sufro, por los escogidos, «ut et ipsi salutem consequantur» —para que ellos obtengan la salvación, «quae est in Christo Jesu» —que está en Cristo Jesús.

—¡Buen modo de vivir la Comunión de los Santos!

—Pide al Señor que te dé ese espíritu de San Pablo.

Referencias a la Sagrada Escritura
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