885

Un pinchazo. —Y otro. Y otro. —¡Súfrelos, hombre! ¿No ves que eres tan chico que solamente puedes ofrecer en tu vida —en tu caminito— esas pequeñas cruces?

Además, fíjate: una cruz sobre otra —un pinchazo..., y otro..., ¡qué gran montón!

Al final, niño, has sabido hacer una cosa grandísima: Amar.

Este punto en otro idioma