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No puedes admirarte si sientes, en tu vida, aquel peso del que hablaba San Pablo: "veo que hay otra ley en mis miembros que es contraria a la ley de mi mente".

—Acuérdate entonces de que eres de Cristo, y vete a la Madre de Dios, que es Madre tuya: no te abandonarán.

Referencias a la Sagrada Escritura
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