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Como quiere el Maestro, tú has de ser —bien metido en este mundo, en el que nos toca vivir, y en todas las actividades de los hombres— sal y luz. —Luz, que ilumina las inteligencias y los corazones; sal, que da sabor y preserva de la corrupción.

Por eso, si te falta afán apostólico, te harás insípido e inútil, defraudarás a los demás y tu vida será un absurdo.

Referencias a la Sagrada Escritura
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