384
La vida espiritual es —lo repito machaconamente, de intento— un continuo comenzar y recomenzar.
—¿Recomenzar? ¡Sí!: cada vez que haces un acto de contrición —y a diario deberíamos hacer muchos—, recomienzas, porque das a Dios un nuevo amor.
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Documento imprimido desde https://escriva.org/es/forja/384/ (29/03/2024)