Introducción 1

Como en otros tiempos,
ha de ser hoy el Rosario
arma poderosa,
para vencer en nuestra lucha interior,
y para ayudar a todas las almas.
Ensalza con tu lengua a Santa María:
reparación te pide el Señor,
y alabanzas de tu boca.
Ojalá sepas y quieras tú sembrar
en todo el mundo la paz y la alegría,
con esta admirable devoción mariana
y con tu caridad vigilante.

Roma, octubre de 1968

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