806

Pena grande te produjo el comentario, bien poco cristiano, de aquella persona: “perdona a tus enemigos —te decía—: ¡no imaginas la rabia que les da!”

—No te pudiste contener, y replicaste con paz: “no quiero baratear el amor con la humillación del prójimo. Perdono, porque amo, con hambre de imitar al Maestro”.

Este punto en otro idioma