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Cuando se choca con la amarga injusticia de esta vida, ¡cómo se goza el alma recta, al pensar en la Justicia eterna de su Dios eterno!

—Y, dentro del conocimiento de sus propias miserias, se le escapa, con eficaces deseos, aquella exclamación paulina: «non vivo ego» —¡no soy yo quien vive ahora!, ¡es Cristo quien vive en mí!: y vivirá eternamente.

Referencias a la Sagrada Escritura
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