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Hay 2 puntos en «Amigos de Dios» cuya materia es Omisiones.

Desde la primera hora

El reino de los cielos se parece a un padre de familia, que al romper el día salió a alquilar jornaleros para su viña7. Ya conocéis el relato: aquel hombre vuelve en diferentes ocasiones a la plaza para contratar trabajadores: unos fueron llamados al comenzar la aurora; otros, muy cercana la noche.

Todos reciben un denario: «el salario que te había prometido, es decir, mi imagen y semejanza. En el denario está incisa la imagen del Rey»8. Esta es la misericordia de Dios, que llama a cada uno de acuerdo con sus circunstancias personales, porque quiere que todos los hombres se salven9. Pero nosotros hemos nacido cristianos, hemos sido educados en la fe, hemos recibido, muy clara, la elección del Señor. Esta es la realidad. Entonces, cuando os sentís invitados a corresponder, aunque sea a última hora, ¿podréis continuar en la plaza pública, tomando el sol como muchos de aquellos obreros, porque les sobraba el tiempo?

No nos debe sobrar el tiempo, ni un segundo: y no exagero. Trabajo hay; el mundo es grande y son millones las almas que no han oído aún con claridad la doctrina de Cristo. Me dirijo a cada uno de vosotros. Si te sobra tiempo, recapacita un poco: es muy posible que vivas metido en la tibieza; o que, sobrenaturalmente hablando, seas un tullido. No te mueves, estás parado, estéril, sin desarrollar todo el bien que deberías comunicar a los que se encuentran a tu lado, en tu ambiente, en tu trabajo, en tu familia.

Se acerca a la higuera: se acerca a ti y se acerca a mí. Jesús, con hambre y sed de almas. Desde la Cruz ha clamado: sitio!30, tengo sed. Sed de nosotros, de nuestro amor, de nuestras almas y de todas las almas que debemos llevar hasta Él, por el camino de la Cruz, que es el camino de la inmortalidad y de la gloria del Cielo.

Se llegó a la higuera, no hallando sino solamente hojas31. Es lamentable esto. ¿Ocurre así en nuestra vida? ¿Ocurre que tristemente falta fe, vibración de humildad, que no aparecen sacrificios ni obras? ¿Que solo está la fachada cristiana, pero que carecemos de provecho? Es terrible. Porque Jesús ordena: nunca jamás nazca de ti fruto. Y la higuera se secó inmediatamente32. Nos da pena este pasaje de la Escritura Santa, a la vez que nos anima también a encender la fe, a vivir conforme a la fe, para que Cristo reciba siempre ganancia de nosotros.

No nos engañemos: Nuestro Señor no depende jamás de nuestras construcciones humanas; los proyectos más ambiciosos son, para Él, juego de niños. Él quiere almas, quiere amor; quiere que todos acudan, por la eternidad, a gozar de su Reino. Hemos de trabajar mucho en la tierra; y hemos de trabajar bien, porque esa tarea ordinaria es lo que debemos santificar. Pero no nos olvidemos nunca de realizarla por Dios. Si la hiciéramos por nosotros mismos, por orgullo, produciríamos solo hojarasca: ni Dios ni los hombres lograrían, en árbol tan frondoso, un poco de dulzura.

Notas
7

Mt XX, 1.

8

S. Jerónimo, Commentariorum in Matthaeum libri, 3, 20 (PL 26, 147).

9

1 Tim II, 4.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
30

Ioh XIX, 28.

31

Mt XXI, 19.

32

Mt XXI, 19.

Referencias a la Sagrada Escritura