Lista de puntos
Leíamos —tú y yo— la vida heroicamente vulgar de aquel hombre de Dios. —Y le vimos luchar, durante meses y años (¡qué «contabilidad», la de su examen particular!), a la hora del desayuno: hoy vencía, mañana era vencido... Apuntaba: «no tomé mantequilla..., ¡tomé mantequilla!»
Ojalá también vivamos —tú y yo— nuestra... «tragedia» de la mantequilla.
El examen general parece defensa. —El particular, ataque. —El primero es la armadura. El segundo, espada toledana.
Pide luces. —Insiste: hasta dar con la raíz para aplicarle esa arma de combate que es el examen particular.
Con el examen particular has de ir derechamente a adquirir una virtud determinada o a arrancar el defecto que te domina.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/camino/1211/ (01/05/2024)