Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Escrúpulos.

No te preocupes, pase lo que pase, mientras no consientas. —Porque sólo la voluntad puede abrir la puerta del corazón e introducir en él esas execraciones.

Rechaza esos escrúpulos que te quitan la paz. —No es de Dios lo que roba la paz del alma.

Cuando Dios te visite sentirás la verdad de aquellos saludos: la paz os doy..., la paz os dejo..., la paz sea con vosotros..., y esto, en medio de la tribulación.

¡Todavía los escrúpulos! —Habla con sencillez y claridad a tu Director.

Obedece... y no empequeñezcas el Corazón amorosísimo del Señor.

Tristeza, apabullamiento. No me extraña: es la nube de polvo que levantó tu caída. Pero, ¡basta!: ¿acaso el viento de la gracia no llevó lejos esa nube?

Después, tu tristeza —si no la rechazas— bien podría ser la envoltura de tu soberbia. —¿Es que te creías perfecto e impecable?

Te prohíbo que pienses más en eso. —En cambio, bendice a Dios, que volvió la vida a tu alma.

No pienses más en tu caída. —Ese pensamiento, además de losa que te cubre y abruma, será fácilmente ocasión de próximas tentaciones. —Cristo te perdonó: olvídate del hombre viejo.

No te desalientes. —Te he visto luchar...: tu derrota de hoy es entrenamiento para la victoria definitiva.

Te has portado bien..., aunque hayas caído así de hondo. —Te has portado bien, porque te humillaste, porque has rectificado, porque te has llenado de esperanza, y la esperanza te trajo de nuevo al Amor. —No pongas esa cara boba de pasmo: ¡te has portado bien! —Te alzaste del suelo: «surge», resonó de nuevo la voz poderosa, «et ambula!»: ahora, ¡a trabajar!

Queda tranquilo si asentaste una opinión ortodoxa, aunque la malicia del que te escuchó le lleve a escandalizarse. —Porque su escándalo es farisaico.

Comulga. —No es falta de respeto. —Comulga hoy precisamente, cuando acabas de salir de aquel lazo.

—¿Olvidas que dijo Jesús: no es necesario el médico a los sanos, sino a los enfermos?

Se quedó para ti. —No es reverencia dejar de comulgar, si estás bien dispuesto. —Irreverencia es sólo recibirlo indignamente.

Me dices que tienes en tu pecho fuego y agua, frío y calor, pasioncillas y Dios...: una vela encendida a San Miguel, y otra al diablo.

Tranquilízate: mientras quieras luchar no hay dos velas encendidas en tu pecho, sino una, la del Arcángel.

Referencias a la Sagrada Escritura
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