Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Tribulación → fe y esperanza.

Todo un programa, para cursar con aprovechamiento la asignatura del dolor, nos da el Apóstol: «spe gaudentes» —por la esperanza, contentos, «in tribulatione patientes» —sufridos, en la tribulación, «orationi instantes» —en la oración, continuos.

¡Has fracasado! —Nosotros no fracasamos nunca. —Pusiste del todo tu confianza en Dios. —No perdonaste, luego, ningún medio humano.

Convéncete de esta verdad: el éxito tuyo —ahora y en esto— era fracasar. —Da gracias al Señor y ¡a comenzar de nuevo!

¿Que has fracasado? —Tú —estás bien convencido— no puedes fracasar.

No has fracasado: has adquirido experiencia. —¡Adelante!

Aquello fue un fracaso, un desastre: porque perdiste nuestro espíritu. —Ya sabes que, con miras sobrenaturales, el final (¿victoria?, ¿derrota?, ¡bah!) sólo tiene un nombre: éxito.

El vendaval de la persecución es bueno. —¿Qué se pierde?... No se pierde lo que está perdido. —Cuando no se arranca el árbol de cuajo —y el árbol de la Iglesia no hay viento ni huracán que pueda arrancarlo— solamente se caen las ramas secas... y esas, bien caídas están.

¿Estás sufriendo una gran tribulación? —¿Tienes contradicciones? Di, muy despacio, como paladeándola, esta oración recia y viril:

«Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y amabilísima Voluntad de Dios, sobre todas las cosas. —Amén. —Amén.»

Yo te aseguro que alcanzarás la paz.

Sufres en esta vida de aquí..., que es un sueño... corto. —Alégrate: porque te quiere mucho tu Padre-Dios, y, si no pones obstáculos, tras este sueño malo, te dará un buen despertar.

Estás intranquilo. —Mira: pase lo que pase en tu vida interior o en el mundo que te rodea nunca olvides que la importancia de los sucesos o de las personas es muy relativa. —Calma: deja que corra el tiempo; y, después, viendo de lejos y sin pasión los acontecimientos y las gentes adquirirás la perspectiva, pondrás cada cosa en su lugar y con su verdadero tamaño.

Si obras de este modo serás más justo y te ahorrarás muchas preocupaciones.

Una mala noche, en una mala posada. —Así dicen que definió esta vida terrena la Madre Teresa de Jesús. —¿No es verdad que es comparación certera?

Una visita al monasterio famoso. —Aquella señora extranjera sintió apiadársele las entrañas al considerar la pobreza del edificio: «¿Deben llevar ustedes una vida muy dura, no?» Y el monje, satisfecho, se limitó a contestar: «Tú lo quisiste, fraile mostén; tú lo quisiste, tú te lo ten».

Esto, que gozosamente oí decir a ese santo varón, tengo que decírtelo a ti con pena, cuando me cuentas que no eres feliz.

¿Inquietarte? —Jamás: que eso es perder la paz.

¡Que cuesta! —Ya lo sé. Pero, ¡adelante!: nadie será premiado —y ¡qué premio!— sino el que pelee con bravura.

Referencias a la Sagrada Escritura