Lista de puntos
¡Mira qué entrañas de misericordia tiene la justicia de Dios! —Porque en los juicios humanos, se castiga al que confiesa su culpa: y, en el divino, se perdona.
¡Bendito sea el santo Sacramento de la Penitencia!
No temas a la Justicia de Dios. —Tan admirable y tan amable es en Dios la Justicia como la Misericordia: las dos son pruebas del Amor.
Otra caída... y ¡qué caída!... ¿Desesperarte?... No: humillarte y acudir, por María, tu Madre, al Amor Misericordioso de Jesús. —Un «miserere» y ¡arriba ese corazón! —A comenzar de nuevo.
Hay mucha propensión en las almas mundanas a recordar la Misericordia del Señor. —Y así se animan a seguir adelante en sus desvaríos.
Es verdad que Dios Nuestro Señor es infinitamente misericordioso, pero también es infinitamente justo: y hay un juicio, y Él es el Juez.
¡Qué pena dan esas muchedumbres —altas y bajas y de en medio— sin ideal! —Causan la impresión de que no saben que tienen alma: son... manada, rebaño..., piara.
Jesús: nosotros, con la ayuda de tu Amor Misericordioso, convertiremos la manada en mesnada, el rebaño en ejército..., y de la piara extraeremos, purificados, a quienes ya no quieran ser inmundos.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/camino/236/ (04/05/2024)