Lista de puntos
Leíamos —tú y yo— la vida heroicamente vulgar de aquel hombre de Dios. —Y le vimos luchar, durante meses y años (¡qué «contabilidad», la de su examen particular!), a la hora del desayuno: hoy vencía, mañana era vencido... Apuntaba: «no tomé mantequilla..., ¡tomé mantequilla!»
Ojalá también vivamos —tú y yo— nuestra... «tragedia» de la mantequilla.
¿Quieres de verdad ser santo? —Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces.
Sigue en el cumplimiento exacto de las obligaciones de ahora. —Ese trabajo —humilde, monótono, pequeño— es oración cuajada en obras que te disponen a recibir la gracia de la otra labor —grande, ancha y honda— con que sueñas.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/camino/2372/ (01/05/2024)