Lista de puntos

¿Para qué has de mirar, si «tu mundo» lo llevas dentro de ti?

El silencio es como el portero de la vida interior.

Distraerte. —¡Necesitas distraerte!..., abriendo mucho tus ojos para que entren bien las imágenes de las cosas, o cerrándolos casi, por exigencia de tu miopía...

¡Ciérralos del todo!: ten vida interior, y verás, con color y relieve insospechados, las maravillas de un mundo mejor, de un mundo nuevo: y tratarás a Dios..., y conocerás tu miseria..., y te endiosarás... con un endiosamiento que, al acercarte a tu Padre, te hará más hermano de tus hermanos los hombres.

No se veían las plantas cubiertas por la nieve. —Y comentó, gozoso, el labriego dueño del campo: «ahora crecen para adentro».

—Pensé en ti: en tu forzosa inactividad...

—Dime: ¿creces también para adentro?

Procura lograr diariamente unos minutos de esa bendita soledad que tanta falta hace para tener en marcha la vida interior.

Recógete. —Busca a Dios en ti y escúchale.

¿Te aburres? —Es que tienes los sentidos despiertos y el alma dormida.

Disipación. —Dejas que se abreven tus sentidos y potencias en cualquier charca. —Así andas tú luego: sin fijeza, esparcida la atención, dormida la voluntad y despierta la concupiscencia.

—Vuelve con seriedad a sujetarte a un plan, que te haga llevar vida de cristiano, o nunca harás nada de provecho.