Lista de puntos

Hay 6 puntos en «Camino» cuya materia es Comprensión → intransigencia santa .

Estos son los frutos sabrosos del alma mortificada: comprensión y transigencia para las miserias ajenas; intransigencia para las propias.

La caridad de Jesucristo te llevará a muchas concesiones... nobilísimas. —Y la caridad de Jesucristo te llevará a muchas intransigencias..., nobilísimas también.

El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos:

La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza1.

La santa intransigencia no es intemperancia.

Sé intransigente en la doctrina y en la conducta. —Pero sé blando en la forma. —Maza de acero poderosa, envuelta en funda acolchada.

Sé intransigente, pero no seas cerril.

La intransigencia no es intransigencia a secas: es «la santa intransigencia».

No olvidemos que también hay una «santa coacción».

Notas
1San Josemaría se sirve aquí tres veces de un recurso literario, el oxímoron (alianza de palabras contrarias o contradictorias), para explicar de modo expresivo que la búsqueda de la santidad no está reñida con la energía. Con "santa coacción" anima al lector a plantearse, desde el pleno respeto de la libertad personal, su responsabilidad apostólica respecto de quienes tiene a su alrededor, haciéndose eco del Evangelio: "Sal a los caminos (…) y obliga a entrar" (Lc 14,23). Con "santa intransigencia" espolea a defender la propia fe, con energía y mansedumbre, como una cuestión de coherencia cristiana. Con "santa desvergüenza" invita a no preocuparse excesivamente de que se perciban las propias limitaciones, y a no ocultar la condición de cristiano cuando el ambiente social es hostil a la fe. En las tres expresiones, pues, el adjetivo "santa" modifica el significado del sustantivo al que califica, y es fundamental para entender la intención de san Josemaría. Por lo demás, de la lectura del conjunto de Camino resulta claro que la virtud más importante —la que hace "santas" a la coacción, la intransigencia y la desvergüenza— es la caridad (cfr. Camino, 369, 463).