Lista de puntos

Hay 8 puntos en «Camino» cuya materia es Ejemplo → testimonio cristiano .

Si han sido testigos de tus debilidades y miserias, ¿qué importa que lo sean de tu penitencia?

No olvides que antes de enseñar hay que hacer. —«Coepit facere et docere», dice de Jesucristo la Escritura Santa: comenzó a hacer y a enseñar.

—Primero, hacer. Para que tú y yo aprendamos.

Cuando bullen, «haciendo cabeza» de manifestaciones exteriores de religiosidad, gentes profesionalmente mal conceptuadas, de seguro que sentís ganas de decirles al oído: ¡Por favor, tengan la bondad de ser menos católicos!

Si tienes un puesto oficial, tienes también unos derechos, que nacen del ejercicio de ese cargo, y unos deberes.

—Te apartas de tu camino de apóstol, si, con ocasión —o con excusa— de una obra de celo, dejas incumplidos los deberes del cargo. Porque me perderás el prestigio profesional, que es precisamente tu «anzuelo de pescador de hombres».

«¡Influye tanto el ambiente!», me has dicho. —Y hube de contestar: sin duda. Por eso es menester que sea tal vuestra formación, que llevéis, con naturalidad, vuestro propio ambiente, para dar «vuestro tono» a la sociedad con la que conviváis.

—Y, entonces, si has cogido ese espíritu, estoy seguro de que me dirás con el pasmo de los primeros discípulos al contemplar las primicias de los milagros que se obraban por sus manos en nombre de Cristo: «¡Influimos tanto en el ambiente!».

Eres, entre los tuyos —alma de apóstol—, la piedra caída en el lago. —Produce, con tu ejemplo y tu palabra un primer círculo... y este, otro... y otro, y otro... Cada vez más ancho.

¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión?

No os preocupe si por vuestras obras «os conocen». —Es el buen olor de Cristo. —Además, trabajando siempre exclusivamente por Él, alegraos de que se cumplan aquellas palabras de la Escritura: «Que vean vuestras obras buenas y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos».

Procura vivir de tal manera que sepas, voluntariamente, privarte de la comodidad y bienestar que verías mal en los hábitos de otro hombre de Dios.

Mira que eres el grano de trigo del que habla el Evangelio. —Si no te entierras y mueres, no habrá fruto.

Referencias a la Sagrada Escritura
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