Lista de puntos

Hay 2 puntos en «Cartas I» cuya materia es Caridad → debe crecer siempre .

Santificar la vida corriente

Vuestra vida y la mía tienen que ser así de vulgares: procuramos hacer bien −todos los días− las mismas cosas que tenemos obligación de vivir; realizamos en el mundo nuestra misión divina, cumpliendo el pequeño deber de cada instante. Mejor, esforzándonos por cumplirlo, porque a veces no lo conseguiremos y, al llegar la noche, en el examen tendremos que decir al Señor: no te ofrezco virtudes; hoy sólo puedo ofrecerte defectos, pero, con tu gracia, llegaré a poder llamarme vencedor.

Nuestra vida sobrenatural, nuestro endiosamiento, no nos debe llevar a la necedad de pensar que no tenemos errores: muchas veces sólo tendremos imperfecciones, contra las que luchamos con la gracia de Dios y con el empeño de nuestra voluntad. Esa lucha, esa perseverancia en la tarea sobrenatural de hacer divina la vida ordinaria, es lo que nos pide el Señor, por la llamada específica que de Él hemos recibido.

Os decía que hay, a lo largo de esta navegación de la vida nuestra, tiempos de bonanza −interna o externa− incluso prolongados; pero sólo en el Cielo la paz es definitiva, la serenidad completa. Lo ha dicho Jesucristo: no tenéis que pensar que yo haya venido a traer la paz a la tierra: no he venido a traer la paz, sino la guerra17.

Un hombre se va haciendo poco a poco, y nunca llega a hacerse del todo, a realizar en sí mismo toda la perfección humana de que la naturaleza es capaz. En un aspecto determinado, puede incluso llegar a ser el mejor, en relación con todos los demás, y quizá a ser insuperable en esa actividad concreta natural. Sin embargo, como cristiano su crecimiento no tiene límites: siempre puede crecer en caridad, que es la esencia de la perfección. Pues la caridad, según su propia razón específica, no tiene término en su aumento: siendo como es una participación de la caridad infinita, que es el Espíritu Santo. También la causa del aumento de la caridad −es decir, Dios− es infinita en su poder. Y de modo semejante, tampoco por parte del sujeto se puede señalar un término a esta mejora: porque siempre, al crecer la caridad, crece también la capacidad para un ulterior acrecentamiento. Por lo que debe concluirse que en esta vida no se puede prefijar un término al aumento de la caridad18.

Oíd el testimonio de Pablo: no es que ya lo haya logrado todo, o que sea ya perfecto; pero sigo mi carrera por ver si alcanzo aquello para lo que fui destinado por Jesucristo19. San Pablo era un caminante perfecto, pero por eso mismo sabía que no había alcanzado la perfección, a la que ese camino conducía*. No os extrañe, pues, que os diga con San Agustín: corramos, prosigamos, estamos en el camino; que la seguridad venturosa de las cosas pasadas, no nos haga ser menos diligentes para las que aún no hemos alcanzado20.

Notas
17

Mt 10,34.

18

S.Th. II-II, q. 24, a. 7 c.

19

Flp 3,12.

*

Cfr. S. Agustín de Hipona, De Peccatorum meritis et remissione et de Baptismo parvulorum ad Marcellinum libri tres, II, c. 13, 20 (CSEL 60, p. 93) (N. del E.).

20

S. Agustín de Hipona, Enarrationes in Psalmos, 38, 6 (CChr.SL 39, p. 1179).

Referencias a la Sagrada Escritura