Lista de puntos

Hay 2 puntos en «Cartas I» cuya materia es Dios → confianza.

Edificar sobre cimientos de humildad

Para hacer los cimientos de un edificio, a veces hay que ahondar mucho, llegar a una gran profundidad, hacer grandes soportes de hierro y hundirlos hasta que se apoyen sobre roca. Pero no hay necesidad de eso si se encuentra enseguida terreno firme. Para nosotros la roca es ésta: piedad, filiación divina, abandono en las manos de Dios, sinceridad y tener la cabeza en la constante realidad de la vida ordinaria: te amo Señor, fortaleza mía. El Señor es mi roca, mi refugio y mi libertador13.

Es el mismo Jesús Señor Nuestro el que nos dice: cualquiera que escucha mi doctrina y la pone por obra, será semejante a un hombre cuerdo, que fundó su casa sobre piedra; y cayeron las lluvias, y los ríos salieron de madre, y soplaron los vientos y dieron con ímpetu contra esa casa, que no fue destruida, porque estaba fundada sobre piedra. Pero el que oye mi doctrina y no la practica, será semejante a un hombre loco que fabricó su casa sobre arena; y cayeron las lluvias, y los ríos salieron de madre, y soplaron los vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa, que se desplomó y su ruina fue grande14.

Descargándonos de todo peso y de los lazos del pecado, corramos con empeño al término del combate que nos es propuesto, poniendo siempre los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe34. Tendremos dificultades: pero conocemos los medios, para luchar y para vencer contra las inclinaciones de la pobre naturaleza humana; pongámoslos y confiemos en el Señor, Salvador Nuestro.

Tened optimismo. El propio San Pablo, en la epístola a los Filipenses, nos dirá: gaudete in Domino semper: iterum dico: gaudete35; vivid siempre alegres en el Señor; os lo repito: estad contentos. Hay que ver, hijos míos, el aspecto positivo de las cosas. Lo que parece más tremendo en la vida, no es tan negro, no es tan obscuro. Si puntualizáis, no llegaréis a conclusiones pesimistas. Como un buen médico no dice, al ver un paciente, que todo en él está podrido, os pido por amor a Jesucristo que tengáis confianza. No afirméis nada malo, sin ver la contrapartida. Un enfermo no es inmediatamente un cuerpo para el cementerio. Vamos a curarlo, dándole los remedios oportunos. Dentro de nuestro espíritu, tenemos toda la farmacopea.

Notas
13

Sal 18[17],2-3.

14

Mt 7,24-27.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
34

Hb 12,1-2.

35

Flp 4,4.

Referencias a la Sagrada Escritura