Lista de puntos
El campo del Señor es fértil y buena su semilla. Por eso, cuando en este mundo nuestro aparece la cizaña, no lo dudes: ha habido falta de correspondencia de los hombres, de los cristianos especialmente, que se han dormido y han dejado el terreno abierto al enemigo.
—No te lamentes, que es estéril; y examina, en cambio, tu conducta.
Para ti, que te quejas de estar solo, de que el ambiente es agresivo: piensa que Cristo Jesús, Buen Sembrador, a cada uno de sus hijos nos aprieta en su mano llagada —como al trigo—; nos inunda con su Sangre, nos purifica, nos limpia, ¡nos emborracha!…; y luego, generosamente, nos echa por el mundo uno a uno: que el trigo no se siembra a sacos, sino grano a grano.
Salió el sembrador a sembrar, a echar a voleo la semilla en todas las encrucijadas de la tierra… —¡Bendita labor la nuestra!: encargarnos de que, en todas las circunstancias de lugares y de épocas, arraigue, germine y dé fruto la palabra de Dios.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/forja/1103/ (07/05/2024)