Lista de puntos

Hay 6 puntos en «Forja» cuya materia es Muerte → sin miedo a la muerte.

Un hijo de Dios no tiene ni miedo a la vida, ni miedo a la muerte, porque el fundamento de su vida espiritual es el sentido de la filiación divina: Dios es mi Padre, piensa, y es el Autor de todo bien, es toda la Bondad.

—Pero, ¿tú y yo actuamos, de verdad, como hijos de Dios?

¡Cómo amaba la Voluntad de Dios aquella enferma a la que atendí espiritualmente!: veía en la enfermedad, larga, penosa y múltiple (no tenía nada sano), la bendición y las predilecciones de Jesús: y, aunque afirmaba en su humildad que merecía castigo, el terrible dolor que en todo su organismo sentía no era un castigo, era una misericordia.

—Hablamos de la muerte. Y del Cielo. Y de lo que había de decir a Jesús y a Nuestra Señora… Y de cómo desde allí "trabajaría" más que aquí… Quería morir cuando Dios quisiera…, pero —exclamaba, llena de gozo— ¡ay, si fuera hoy mismo! Contemplaba la muerte con la alegría de quien sabe que, al morir, se va con su Padre.

No temas la muerte. ¡Es tu amiga!

—Procura acostumbrarte a esa realidad, asomándote con frecuencia a tu sepultura: y allí, mira, huele y palpa tu cadáver podrido, de ocho días difunto.

—Esto recuérdalo, de modo especial, cuando el ímpetu de tu carne te perturbe.

Al abrirme su alma, decía: "pensaba estos días en la muerte, como en un descanso, a pesar de mis crímenes. Y consideraba: si me comunicaran: «ha llegado la hora de morir», con qué gusto contestaría: «ha llegado la hora de Vivir»".

Morir es una cosa buena. ¿Cómo puede ser que haya quien tenga fe y, a la vez, miedo a la muerte?… Pero mientras el Señor te quiera mantener en la tierra, morir, para ti, es una cobardía. Vivir, vivir y padecer y trabajar por Amor: esto es lo tuyo.

Siquiera una vez al día, ponte con el pensamiento en trance de muerte, para ver con esa luz los sucesos de cada jornada.

Te aseguro que tendrás una buena experiencia de la paz que esa consideración produce.