Lista de puntos

Hay 9 puntos en «Forja» cuya materia es Ambiente.

Tú has de comportarte como una brasa encendida, que pega fuego donde quiera que esté; o, por lo menos, procura elevar la temperatura espiritual de los que te rodean, llevándoles a vivir una intensa vida cristiana.

Con libertad, y de acuerdo con tus aficiones o cualidades, toma parte activa y eficaz en las rectas asociaciones oficiales o privadas de tu país, con una participación llena de sentido cristiano: esas organizaciones nunca son indiferentes para el bien temporal y eterno de los hombres.

Es necesario contrarrestar con denuedo esas "libertades de perdición", hijas del libertinaje, nietas de las malas pasiones, biznietas del pecado original…, que descienden, como se ve, en línea recta del diablo.

Un hijo de Dios —tú— no debe tener miedo a vivir en el ambiente —profesional, social…— que le es propio: ¡nunca está solo!

—Dios Nuestro Señor, que siempre te acompaña, te concede los medios para que le seas fiel y para que lleves a los demás hasta El.

Has de ser, como hijo de Dios y con su gracia, varón o mujer fuerte, de deseos y de realidades.

—No somos plantas de invernadero. Vivimos en medio del mundo, y hemos de estar a todos los vientos, al calor y al frío, a la lluvia y a los ciclones…, pero fieles a Dios y a su Iglesia.

Intrigas, interpretaciones miserables —cortadas a medida del corazón villano que interpreta—, susurraciones cobardes… —Es una escena desgraciadamente repetida en los distintos ambientes: ni trabajan, ni dejan trabajar.

Medita despacio aquellos versos del salmo: "Dios mío, he llegado a ser extraño para mis hermanos, y forastero para los hijos de mi madre. Porque el celo de tu casa me devoró, y los oprobios de los que te ultrajan cayeron sobre mí"…, y continúa trabajando.

Ya lo dijo el Maestro: ¡ojalá los hijos de la luz pongamos, en hacer el bien, por lo menos el mismo empeño y la obstinación con que se dedican, a sus acciones, los hijos de las tinieblas!

—No te quejes: ¡trabaja, en cambio, para ahogar el mal en abundancia de bien!

Un varón católico —una mujer católica— no puede olvidar esta idea madre: imitar a Jesucristo, en todos los ambientes, sin rechazar a nadie.

La presencia y el testimonio de los hijos de Dios en el mundo es para arrastrar, no para dejarse arrastrar; para dar su propio ambiente —el de Cristo—, no para dejarse dominar por otro ambiente.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura