Lista de puntos

Hay 7 puntos en «Forja» cuya materia es Sinceridad → en la dirección espiritual .

Me has pedido una sugerencia para vencer en tus batallas diarias, y te he contestado: al abrir tu alma, cuenta en primer lugar lo que no querrías que se supiera. Así el diablo resulta siempre vencido.

—¡Abre tu alma con claridad y sencillez, de par en par, para que entre —hasta el último rincón— el sol del Amor de Dios!

Si el demonio mudo —del que nos habla el Evangelio— se mete en el alma, lo echa todo a perder. En cambio, si se le arroja inmediatamente, todo sale bien, se camina feliz, todo marcha.

—Propósito firme: "sinceridad salvaje" en la dirección espiritual, con delicada educación…, y que esa sinceridad sea inmediata.

Ama y busca la ayuda de quien lleva tu alma. En la dirección espiritual, pon al descubierto tu corazón, del todo —¡podrido, si estuviese podrido!—, con sinceridad, con ganas de curarte; si no, esa podredumbre no desaparecerá nunca.

Si acudes a una persona que sólo puede limpiar superficialmente la herida…, eres un cobarde, porque en el fondo vas a ocultar la verdad, en daño de ti mismo.

Si alguna vez caes, hijo, acude prontamente a la Confesión y a la dirección espiritual: ¡enseña la herida!, para que te curen a fondo, para que te quiten todas las posibilidades de infección, aunque te duela como en una operación quirúrgica.

La sinceridad es indispensable para adelantar en la unión con Dios.

—Si dentro de ti, hijo mío, hay un "sapo", ¡suéltalo! Di primero, como te aconsejo siempre, lo que no querrías que se supiera. Una vez que se ha soltado el "sapo" en la Confesión, ¡qué bien se está!

Tener miedo a algo o a alguien, pero especialmente a quien dirige nuestra alma, es impropio de un hijo de Dios.

Al abrir tu alma, ¡sé sincero! y, sin dorar la píldora, que a veces es infantilismo, habla.

Luego, con docilidad, sigue adelante: serás más santo, más feliz.