Lista de puntos

Hay 10 puntos en «Forja» cuya materia es Tibieza.

Contra la vida limpia, la pureza santa, se alza una gran dificultad, a la que todos estamos expuestos: el peligro del aburguesamiento, en la vida espiritual o en la vida profesional: el peligro —también para los llamados por Dios al matrimonio— de sentirse solterones, egoístas, personas sin amor.

—Lucha de raíz contra ese riesgo, sin concesiones de ningún género.

¡No me seas comodón! No esperes el año nuevo para tomar resoluciones: todos los días son buenos para las decisiones buenas. «Hodie, nunc!» —¡Hoy, ahora!

Suelen ser unos pobres derrotistas los que esperan el año nuevo para comenzar…, porque, además, luego… ¡no comienzan!

Sequedad interior no es tibieza. En el tibio, el agua de la gracia no empapa, resbala… En cambio, hay secanos en apariencia áridos que, con pocas gotas de lluvia, se colman a su tiempo de flores y de sabrosos frutos.

Por eso, ¿cuándo nos convenceremos?: ¡qué importancia tiene la docilidad a las llamadas divinas de cada instante, porque Dios nos espera precisamente ahí!

El apóstol tibio, ése es el gran enemigo de las almas.

Prueba evidente de tibieza es la falta de "tozudez" sobrenatural, de fortaleza para perseverar en el trabajo, para no parar hasta poner la "última piedra".

Hay corazones duros, pero nobles, que —al acercarse al calor del Corazón de Jesucristo— se derriten como el bronce en lágrimas de amor, de desagravio. ¡Se encienden!

En cambio, los tibios tienen el corazón de barro, de carne miserable… y se resquebrajan. Son polvo. Dan pena.

Di conmigo: ¡Jesús nuestro, lejos de nosotros la tibieza! ¡Tibios, no!

Si afirmas que quieres imitar a Cristo…, y te sobra tiempo, andas por caminos de tibieza.

Cuando me dicen que hay personas entregadas a Dios que ya no se aplican fervorosamente a la santidad, pienso que eso —si hubiera algo de cierto— conducirá al gran fracaso de sus vidas.

Examina con sinceridad tu modo de seguir al Maestro. Considera si te has entregado de una manera oficial y seca, con una fe que no tiene vibración; si no hay humildad, ni sacrificio, ni obras en tus jornadas; si no hay en ti más que fachada y no estás en el detalle de cada instante…, en una palabra, si te falta Amor.

Si es así, no puede extrañarte tu ineficacia. ¡Reacciona enseguida, de la mano de Santa María!

¡No te me aburgueses, porque —si estás aburguesado— estorbas, te conviertes en un peso muerto para el apostolado, y sobre todo en un motivo de dolor para el Corazón de Cristo!

No dejes de hacer apostolado, no abandones tu esfuerzo por trabajar del mejor modo posible, no descuides tu vida de piedad.

—El resto, lo hará Dios.