Lista de puntos

Hay 7 puntos en «Surco» cuya materia es Dificultades.

¡Qué claramente veo ahora que la “santa desvergüenza” tiene su raíz, muy honda, en el Evangelio! Cumple la Voluntad de Dios…, acordándote de Jesús difamado, de Jesús escupido y abofeteado, de Jesús llevado ante los tribunales de hombrecillos…, ¡¡y de Jesús callado!! —Propósito: abajar la frente a los ultrajes y —contando también con las humillaciones que, sin duda, vendrán— proseguir la tarea divina, que el Amor Misericordioso de Nuestro Señor ha querido encomendarnos.

Es inútil pretender agradar a todos. Descontentos, gente que proteste, siempre habrá. Mira cómo lo resume la sabiduría popular: “cuando va bien a los corderos, va mal a los lobos”.

Las dificultades te han encogido, y te has vuelto “prudente, moderado y objetivo”.

—Recuerda que siempre has despreciado esos términos, cuando son sinónimos de cobardía, apocamiento y comodidad.

Me aseguraste que querías luchar sin tregua. Y ahora me vienes alicaído.

Mira, hasta humanamente, conviene que no te lo den todo resuelto, sin trabas. Algo —¡mucho!— te toca poner a ti. Si no, ¿cómo vas a “hacerte” santo?

Pediste al Señor que te dejara sufrir un poco por El. Pero luego, cuando llega el padecimiento en forma tan humana, tan normal —dificultades y problemas familiares…, o esas mil pequeñeces de la vida ordinaria—, te cuesta trabajo ver a Cristo detrás de eso. —Abre con docilidad tus manos a esos clavos…, y tu dolor se convertirá en gozo.

Muchos apuros se remedian enseguida. Otros, no inmediatamente. Pero todos se arreglarán, si somos fieles: si obedecemos, si cumplimos lo que está dispuesto.

¿Crees que los demás no han tenido nunca veinte años? ¿Crees que no han estado nunca copados por la familia, como menores de edad? ¿Crees que se han ahorrado los problemas —mínimos o no tan mínimos— con los que tropiezas?… No. Ellos han pasado por las mismas circunstancias que tú atraviesas ahora, y se han hecho maduros —con la ayuda de la gracia—, pisoteando su yo con perseverancia generosa, cediendo en lo que se podía ceder, y manteniéndose leales, sin arrogancia y sin herir —con serena humildad—, cuando no se podía.

Referencias a la Sagrada Escritura