Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Surco» cuya materia es Formación → labor de formación.

Después de tu decisión, cada día haces un descubrimiento nuevo. Recuerdas el ayer, cuando te preguntabas constantemente: “¿y esto, cómo?”…, para seguir luego en tus dudas o en tus desencantos…

Ahora siempre encuentras la respuesta exacta, razonada y clara. Y, al oír cómo contestan a tus preguntas a veces pueriles, se te ocurre pensar: “así debió de atender Jesús a los primeros Doce”.

No te quejes, si sufres. Se pule la piedra que se estima, la que vale.

¿Te duele? —Déjate tallar, con agradecimiento, porque Dios te ha tomado en sus manos como un diamante… No se trabaja así un guijarro vulgar.

Hay que enseñar a la gente a trabajar —sin exagerar la preparación: “hacer” es también formarse—, y a aceptar de antemano las imperfecciones inevitables: lo mejor es enemigo de lo bueno.

Gobernar, muchas veces, consiste en saber “ir tirando” de la gente, con paciencia y cariño.

Estima a quienes sepan decirte que no. Y, además, pídeles que te razonen su negativa, para aprender…, o para corregir.

El diamante se pule con el diamante…, y las almas, con las almas.

Has de conducirte cada día, al tratar a quienes te rodean, con mucha comprensión, con mucho cariño, junto —claro está— con toda la energía necesaria: si no, la comprensión y el cariño se convierten en complicidad y en egoísmo.

Si te enfadas —en ocasiones es un deber; en otras, una flaqueza—, que dure sólo pocos minutos. Y además, siempre con caridad: ¡cariño!

¿Reprender?… Muchas veces es necesario. Pero enseñando a corregir el defecto. Nunca, por un desahogo de tu mal carácter.

Cuando hay que corregir, se ha de actuar con claridad y amabilidad; sin excluir una sonrisa en los labios, si procede. Nunca —o muy rara vez—, por la tremenda.

¿Te sientes depositario del bien y de la verdad absoluta y, por tanto, investido de un título personal o de un derecho a desarraigar el mal a toda costa?

—Por ese camino no arreglarás nada: ¡sólo por Amor y con amor!, recordando que el Amor te ha perdonado y te perdona tanto.

Efectivamente, lo viejo merece respeto y agradecimiento. Aprender, sí. Tener en cuenta esas experiencias, también. Pero no exageremos: cada cosa a su tiempo. ¿Acaso nos vestimos con chupa y calzón, y cubrimos nuestras cabezas con una peluca empolvada?