Lista de puntos
Un error fundamental del que debes guardarte: pensar que las costumbres y exigencias —nobles y legítimas—, de tu tiempo o de tu ambiente, no pueden ser ordenadas y ajustadas a la santidad de la doctrina moral de Jesucristo.
Fíjate que he precisado: las nobles y legítimas. Las otras carecen de derecho de ciudadanía.
Se ha promulgado un edicto de César Augusto, que manda empadronarse a todos los habitantes de Israel. Caminan María y José hacia Belén… —¿No has pensado que el Señor se sirvió del acatamiento puntual a una ley, para dar cumplimiento a su profecía?
Ama y respeta las normas de una convivencia honrada, y no dudes de que tu sumisión leal al deber será, también, vehículo para que otros descubran la honradez cristiana, fruto del amor divino, y encuentren a Dios.
A tantos católicos rebeldes les diría que faltan a su deber los que, en lugar de atenerse a la disciplina y a la obediencia a la autoridad legítima, se convierten en partido; en bandería menuda; en gusanos de discordia; en conjura y chismorreo; en fomentadores de estúpidas pugnas personales; en tejedores de urdimbres de celos y crisis.
¿Que si has de mantenerte silencioso e inactivo?… —Ante la agresión injusta a la ley justa, ¡no!
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/surco/1626/ (09/05/2024)