Lista de puntos
¡Otra vez a tus antiguas locuras!… Y luego, cuando vuelves, te notas con poca alegría, porque te falta humildad.
Parece que te obstinas en desconocer la segunda parte de la parábola del hijo pródigo, y todavía sigues apegado a la pobre felicidad de las bellotas. Soberbiamente herido por tu fragilidad, no te decides a pedir perdón, y no consideras que, si te humillas, te espera la jubilosa acogida de tu Padre Dios, la fiesta por tu regreso y por tu recomienzo.
El polvo y la ceguera de cierta caída te producen desasosiego, junto con pensamientos que quieren quitarte la paz.
—¿Has buscado el desahogo en las lágrimas junto al Señor, y en la conversación confiada con un hermano?
“Usted me dijo que se puede llegar a ser «otro» San Agustín, después de mi pasado. No lo dudo, y hoy más que ayer quiero tratar de comprobarlo”.
Pero has de cortar valientemente y de raíz, como el santo obispo de Hipona.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/surco/1924/ (08/05/2024)