Lista de puntos
Podría portarme mejor, ser más decidido, derrochar más entusiasmo… ¿Por qué no lo hago?
Porque —perdona mi franqueza— eres un majadero: el diablo conoce de sobra que una de las puertas del alma peor guardadas es la de la tontería humana: la vanidad. Por ahí carga ahora con todas sus fuerzas: recuerdos pseudosentimentales, complejo de oveja negra en su visión histérica, impresión de una hipotética falta de libertad…
¿A qué esperas para enterarte de la sentencia del Maestro: vigilad y orad, porque no sabéis ni el día ni la hora?
La soberbia, antes o después, acaba por humillar, cara a los demás, al hombre “más hombre”, que actúa como una marioneta vanidosa y sin cerebro, movida por los hilos que acciona satanás.
Por presunción o por simple vanidad, muchos sostienen un “mercado negro”, para alzar artificialmente sus propios valores personales.
Detesta la jactancia. —Repudia la vanidad. —Combate el orgullo, cada día, en todo instante.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/surco/365/ (02/05/2024)