4. Legitimidad de su ejercicio

Si la jurisdicción canónica se originó de hecho como acabamos de ver, ¿en qué título puede fundarse la legitimidad jurídica de su ejercicio?

KONRAD HOFFMANN nos habla de tolerancia papal (papstl. Düldung)28 y PÉREZ DE URBEL nos dice que fue adquirida por tácito consentimiento de los Papas29. Con anterioridad ya habían señalado FUENTES30 y Muñiz31, como título supletorio, la costumbre y legítima prescripción de tiempo inmemorial.

El problema parece resuelto por entero. El fundamento de la jurisdicción cuasi episcopal de la Abadesa se encuentra, pues, en el Derecho consuetudinario, origen de numerosas instituciones canónicas de carácter privilegiado32.

No creemos, sin embargo, que baste esta sola indicación, pues cabría alegar en contra la doctrina de numerosos autores que niegan a las mujeres la posibilidad de adquirir por esa vía la jurisdicción eclesiástica: pueden obtenerla tan sólo por privilegio expreso del Romano Pontífice.

Notas
28

(28) Cfr. loc. cit.

29

Cfr. op. cit., II, pág. 511.

30

Cfr. Discurso, folio 20 vuelto.

31

Cfr. Medula, tomo V, pág. 151.

32

Así, LAURENTIUS HANSER distingue tres períodos en cuanto al derecho de los abades de celebrar pontificales: I.º abusus reprobatus; 2.°, usus toleratus, probatus, approbatus; y 3.', obligatio per legem scriptam (Das abteiliche Pontifikalienrecht einst und jetzt, en «Studien und Mitteilungen aus Benediktiner-Orden», XLV, 1927, págs. 45 y s.).—Contra esta doctrina se manifiesta HOFMEISTER, Mitra und Stab der wirklichen Prälate ohne bischöflichen Charakter, Stuttgart, 1928, pág. 26.

Sobre el problema en relación con la consagración de altares, véase FERDINANDUS BALLAY: Quid juris abbatibus regularibus circa consecrationem altares?, en «Archiv für katholisches Kirchenrecht», XV, 1866, páginas 101 y s.