180

La castidad es posible

Todos arrastramos pasiones; todos nos encontramos con las mismas dificultades, a cualquier edad. Por eso, hemos de luchar. Acordaos de lo que escribía San Pablo: datus est mihi stimulus carnis meae, angelus Satanae, qui me colaphizet16, se rebela el estímulo de la carne, que es como un ángel de Satanás, que le abofetea, porque si no, sería soberbio.

No se puede llevar una vida limpia sin la asistencia divina. Dios quiere que seamos humildes y pidamos su socorro. Debes suplicar confiadamente a la Virgen, ahora mismo, en la soledad acompañada de tu corazón, sin ruido de palabras: Madre mía, este pobre corazón mío se subleva tontamente... Si tú no me proteges... Y te amparará para que lo guardes puro y recorras el camino al que Dios te ha llamado.

Hijos: humildad, humildad; aprendamos a ser humildes. Para custodiar el Amor se precisa la prudencia, vigilar con cuidado y no dejarse dominar por el miedo. Entre los autores clásicos de espiritualidad, muchos comparan al demonio con un perro rabioso, sujeto por una cadena: si no nos acercamos, no nos morderá, aunque ladre continuamente. Si fomentáis en vuestras almas la humildad, es seguro que evitaréis las ocasiones, reaccionaréis con la valentía de huir; y acudiréis diariamente al auxilio del Cielo, para avanzar con garbo por este sendero de enamorados.

Notas
16

2 Cor XII, 7.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma