Josemaría Escrivá Obras
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En los Hechos de los Apóstoles se narra una escena que a mí me encanta, porque recoge un ejemplo claro, actual siempre: perseveraban todos en la enseñanza de los Apóstoles, y en la comunicación de la fracción del pan, y en la oración. Es una anotación insistente, en el relato de la vida de los primeros seguidores de Cristo: todos, animados de un mismo espíritu, perseveraban juntos en oración. Y cuando Pedro es apresado por predicar audazmente la verdad, deciden rezar. La Iglesia incesantemente elevaba su petición por él.

La oración era entonces, como hoy, la única arma, el medio más poderoso para vencer en las batallas de la lucha interior: ¿hay entre vosotros alguno que está triste? Que se recoja en oración. Y San Pablo resume: orad sin interrupción, no os canséis nunca de implorar.

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