69

Sucede, sin embargo, que algunos –son buenos, bondadosos– aseguran de palabra que aspiran a difundir el ideal hermoso de nuestra fe, pero en la práctica se contentan con una conducta profesional ligera, descuidada: parecen cabezas de chorlito. Si tropezamos con estos cristianos de boquilla, hemos de ayudarles con cariño y con claridad; y recurrir, cuando fuere necesario, a ese remedio evangélico de la corrección fraterna: si alguno, como hombre que es, cayere desgraciadamente en alguna falta, al tal instruidle con espíritu de mansedumbre, estando atento con uno mismo, para no caer en la misma tentación. Llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la ley de Cristo22. Y, si sobre su profesión de católicos se añaden otros motivos: más edad, experiencia o responsabilidad, entonces, con mayor razón hemos de hablar, hemos de procurar que reaccionen, para que consigan mayor peso en su vida de trabajo, orientándoles como un buen padre, como un maestro, sin humillar.

Remueve mucho meditar despacio el comportamiento de San Pablo: bien sabéis vosotros mismos lo que debéis hacer para imitarnos, por cuanto no anduvimos desordenadamente entre vosotros ni comimos el pan de balde a costa de otro, sino con esfuerzo y fatiga, trabajando de noche y de día, por no seros gravosos a nadie... Así es que cuando estaba entre vosotros os intimábamos esto: quien no quiera trabajar, que tampoco coma23.

Notas
22

Gal VI, 1-2.

23

2 Thes III, 7-10.

Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma