 |
367 |
 |
El manjar más delicado y selecto, si lo come un cerdo (que así se llama, sin perdón) se convierte, a lo más, ¡en carne de cerdo!
Seamos ángeles, para dignificar las ideas, al asimilarlas. Cuando menos, seamos hombres: para convertir los alimentos, siquiera, en músculos nobles y bellos, o quizá en cerebro potente... capaz de entender y adorar a Dios.
Pero... ¡no seamos bestias, como tantos y tantos!
|
 |
|
 |
 |
 |
|