Si tienes un puesto oficial, tienes también unos derechos, que nacen del ejercicio de ese cargo, y unos deberes.
Te apartas de tu camino de apóstol, si, con ocasión o con excusa de una obra de celo, dejas incumplidos los deberes del cargo. Porque me perderás el prestigio profesional, que es precisamente tu "anzuelo de pescador de hombres".