Josemaría Escrivá Obras
507

¡Qué humildad, la de mi Madre Santa María! —No la veréis entre las palmas de Jerusalén, ni —fuera de las primicias de Caná— a la hora de los grandes milagros.

     —Pero no huye del desprecio del Gólgota: allí está, "iuxta crucem Jesu" —junto a la cruz de Jesús, su Madre.

Anterior Ver capítulo Siguiente