Josemaría Escrivá Obras
694

No sé por qué te asustas. —Siempre fueron poco razonables los enemigos de Cristo.

     Resucitado Lázaro, debieron rendirse y confesar la divinidad de Jesús. —Pues, no: ¡matemos al que da la vida!, dijeron.

     Y hoy, como ayer.

Anterior Ver capítulo Siguiente