Querrías atraer a tu apostolado a aquel hombre sabio, a aquel otro poderoso, a aquel lleno de prudencia y virtudes. Ora, ofrece sacrificios y trabájalos con tu ejemplo y con tu palabra. ¡No vienen! No pierdas la paz: es que no hacen falta. ¿Crees que no había contemporáneos de Pedro, sabios, y poderosos, y prudentes, y virtuosos, fuera del apostolado de los primeros doce?