Te distraes en la oración. Procura evitar las distracciones, pero no te preocupes, si, a pesar de todo, sigues distraído.
¿No ves cómo, en la vida natural, hasta los niños más discretos se entretienen y divierten con lo que les rodea, sin atender muchas veces los razonamientos de su padre? Esto no implica falta de amor, ni de respeto: es la miseria y pequeñez propias del hijo.