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Te ves tan miserable que te reconoces indigno de que Dios te oiga... Pero, ¿y los méritos de María? ¿Y las llagas de tu Señor? Y... ¿acaso no eres hijo de Dios?

Además, Él te escucha «quoniam bonus..., quoniam in saeculum misericordia ejus»: porque es bueno, porque su misericordia permanece siempre.

Referencias a la Sagrada Escritura
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