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Algunos han escrito que la Universidad de Navarra es una universidad para ricos y que, aun siendo así, recibe cuantiosas subvenciones del Estado. En cuanto a lo primero, sabemos que no es así, porque somos también estudiantes y conocemos a nuestros compañeros; pero, ¿qué hay de las subvenciones estatales?

Existen datos concretos, al alcance de todos, porque han sido difundidos por la prensa, que hacen ver cómo —siendo el coste aproximadamente el mismo que en las demás universidades— el número de universitarios que reciben ayuda económica para sus estudios en la Universidad de Navarra es superior al de cualquier otra Universidad del país. Os puedo decir que este número aumentará todavía, para procurar alcanzar un porcentaje más alto o al menos similar al de la Universidad no española que más se distinga por su labor de promoción social.

Comprendo que llame la atención ver a la Universidad de Navarra como un organismo vivo, que funciona admirablemente, y que esto haga pensar en la existencia de ingentes medios económicos. Pero no se tiene en cuenta, al discurrir así, que no bastan los recursos materiales para que algo vaya adelante con garbo: la vida de este centro universitario se debe principalmente a la dedicación, a la ilusión y al trabajo que profesores, alumnos, empleados, bedeles, estas benditas y queridísimas mujeres navarras que hacen la limpieza, todos, han puesto en la Universidad. Si no fuese por esto, la Universidad no hubiera podido sostenerse.

Económicamente, la Universidad se financia con subvenciones. En primer lugar, la de la Diputación Foral, para gastos de sostenimiento. También hay que mencionar la cesión de terrenos por parte del Ayuntamiento de Pamplona, para poder construir los edificios, como es práctica habitual en los municipios de tantos países. Sabéis por experiencia el interés moral y económico que supone para una región como la de Navarra, y concretamente para Pamplona, contar con una Universidad moderna, que abre a todos la posibilidad de recibir una buena enseñanza superior.

Preguntáis sobre subvenciones del Estado. El Estado español no ayuda a atender los gastos de sostenimiento de la Universidad de Navarra. Ha concedido algunas subvenciones para la creación de nuevos puestos escolares, que alivian el gran esfuerzo económico requerido por las nuevas instalaciones.

Otra fuente de ingresos, en concreto para la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, son las corporaciones guipuzcoanas, y, en especial, la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa.

Especial importancia ha tenido desde los comienzos de la Universidad la ayuda prestada por fundaciones españolas o extranjeras, estatales y privadas: así, un importante donativo oficial de los Estados Unidos, para dotar de instrumental científico a la Escuela de Ingenieros Industriales; la contribución de la obra asistencial alemana Misereor al plan de los nuevos edificios; la de la Fundación Huarte, para la investigación sobre el cáncer; las de la Fundación Gulbenkian, etc.

Luego, la ayuda que, si cabe, más se agradece: la de miles de personas de todas las clases sociales, muchas de ellas de escasos recursos económicos, que en España y fuera de España están colaborando, en la medida de sus posibilidades, a sostener la Universidad.

Finalmente, no hay que olvidar a esas empresas que se interesan y cooperan en las tareas de investigación de la Universidad, o la ayudan de cualquier modo.

Quizá penséis que, con todo esto, el dinero sobra. Pues no: la Universidad de Navarra sigue siendo deficitaria. Desearía que nos ayudasen aún más personas y más fundaciones, para poder continuar con más extensión esta tarea de servicio y de promoción social.

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