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No esperes a la vejez para ser santo: ¡sería una gran equivocación!
—Comienza ahora, seriamente, gozosamente, alegremente, a través de tus obligaciones, de tu trabajo, de la vida cotidiana…
No esperes a la vejez para ser santo, porque, además de ser una gran equivocación —insisto—, no sabes si llegará para ti.
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Documento imprimido desde https://escriva.org/es/forja/113/ (18/04/2024)