La solución es amar. San Juan Apóstol escribe unas palabras que a mí me hieren mucho: “qui autem timet, non est perfectus in caritate. Yo lo traduzco así, casi al pie de la letra: el que tiene miedo, no sabe querer.
Luego tú, que tienes amor y sabes querer, ¡no puedes tener miedo a nada! ¡Adelante!