Josemaría Escrivá Obras
294

Así discurría tu oración: "me pesan mis miserias, pero no me agobian porque soy hijo de Dios. Expiar. Amar... Y —añadías— deseo servirme de mi debilidad, como San Pablo, persuadido de que el Señor no abandona a los que en El confían".

    —Sigue así, te confirmé, porque —con la gracia de Dios— podrás, y superarás tus miserias y tus pequeñeces.

Anterior Ver capítulo Siguiente