Reza seguro con el Salmista: "¡Señor, Tú eres mi refugio y mi fortaleza, confío en Ti!"
Te garantizo que El te preservará de las insidias del "demonio meridiano" en las tentaciones y... ¡en las caídas!, cuando la edad y las virtudes tendrían que ser maduras, cuando deberías saber de memoria que sólo El es la Fortaleza.