¿Tú piensas que en la vida se agradece un servicio prestado de mala gana? Evidentemente, no. Y hasta se llega a concluir: sería mejor que no lo hiciera.
¿Y tú consideras que puedes servir a Dios con mala cara? ¡No! Has de servirle con alegría, a pesar de tus miserias, que ya las quitaremos con la ayuda divina.