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Escucha de labios de Jesús aquella parábola que relata San Juan en su Evangelio: Ego sum vitis, vos palmites Yo soy la vid; vosotros, los sarmientos.
Ya tienes en la imaginación, en el entendimiento, la parábola entera. Y ves que un sarmiento separado de la cepa, de la vid, no sirve para nada, no se llenará de fruto, correrá la suerte de un palo seco, que pisarán los hombres o las bestias, o que se echará al fuego...
Tú eres el sarmiento: deduce todas las consecuencias.
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