Realmente, a cada uno de nosotros, como a Lázaro, fue un veni foras sal fuera, lo que nos puso en movimiento. ¡Qué pena dan quienes aún están muertos, y no conocen el poder de la misericordia de Dios! Renueva tu alegría santa porque, frente al hombre que se desintegra sin Cristo, se alza el hombre que ha resucitado con El.