Mira si entiendes esta aparente contradicción. Al cumplir los treinta años, escribió aquel hombre en su diario: "ya no soy joven". Y, superados los cuarenta, volvió a anotar: "permaneceré joven hasta que llegue a octogenario: si muero antes, creeré que me he malogrado".
Andaba siempre, a pesar de los años, con la juventud madura del Amor.